Día tras día, el verme miraba a su amada, cada noche, soñaba que llegaba hasta a ella y la besaba
Cuando Jesús salió de Jericó acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timéo, Bartiméo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús el nazareno, se puso a gritar; Jesús, hijo de David, ten piedad de mi. Sigue leyendo