¡No existe el pene que esté una hora en trabajo de bombeo!
Los caminantes playeros de esta hora temprana son siempre y en toda circunstancia más afables que los del mediodía, saludan, asienten con la cabeza y una media sonrisa mientras me cruzo con ellos. Quizá caiga simpático cruzarse al amanecer con un tipo cargad que hunde sus zapatones de montaña en la arena. Sigue leyendo
